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La vida empieza en la pelvis

Decía Terramorsi, que “todo empieza con un movimiento pélvico”. 

Más allá del doble sentido de la frase (que siempre contenía una finalidad pedagógica), lo cierto es que incluso las filosofías orientales, ubican el centro energético vital en la pelvis (3 traveses de dedo debajo del ombligo ).

La vida surge de la pelvis y depende en gran medida de su buen funcionamiento.
A modo de ejemplo, diremos que el hombre no puede eyacular cuando su 5ª lumbar pierde la mayor parte de su movilidad o que la funcionalidad de la matriz o del ovario están estrechamente ligados al buen estado de las raíces S1 y S2(entre otros).

En términos osteopáticos, vemos a diario la estrecha relación de los órganos femeninos y las lumbalgias, o las relaciones prostáticas con los dolores de cadera (son ejemplos simplificados).

Diferentes corrientes osteopáticas hacen hincapié entre la estrecha relación mecánica entre la cabeza y la pelvis y lo utilizan para sus diferentes abordajes terapéuticos.
Los cantantes líricos saben de la imperiosa necesidad del buen trabajo pélvico para la correcta emisión de la voz, los bailarines de un buen “movimiento de caderas” para la acentuar la sensualidad de la danza (estoy pensando en Shakira…).

Como quiera que sea, no podemos olvidar el viejo precepto “el movimiento es la vida y la vida es movimiento” (¿pélvico?)

Un abrazo

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