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TOGGLE RECOIL: MITO Versus REALIDAD

Desde que B.J. Palmer creara, allá por 1818, uno de los gestos manipulativos vertebrales más importantes, su vigencia no ha perdido (en algunos sectores al menos) ni un ápice de su indudable interés. Sin duda, las convicciones religiosas de Palmer (que naturalmente, respetamos) pudieron llevarle a la formulación de la Innate Inteligence que, según él, recorrería el cuerpo del paciente para sanarlo, una vez liberado el Atlas de sus bloqueos.

Dos siglos después, basta con echar un vistazo a la neuroanatomía y fisiología para encontrar un respaldo más científico al mecanismo de acción del Toggle Recoil.  Efectivamente, el rol propioceptivo de los ligamentos suboccipitales y la especial función de la Formación Reticular, pueden acercarnos a la comprensión de dicho gesto, su diseño, y sus particulares características -destacando entre ellas,  su velocidad de ejecución- sin necesidad de recurrir a explicaciones más, digamos, sofisticadas. Aún así la intuición, la sensibilidad y la pasión de Palmer le confieren, a mi entender,  un lugar de privilegio entre los grandes de la profesión.

Es por eso que, aunque durante decenios el toggle recoil ha parecido ser patrimonio exclusivo de la quiropraxia, un día nos decidimos a revisar éste gesto desde la perspectiva del Concepto Estructural, encontrando evidentes similitudes en cuanto al posicionamiento del terapeuta, colocaciones de manos, cuerpo, respiración, etc., así como del paciente, haciéndolo accesible a todo/-a terapeuta  con formación sólida previa que decida trabajarlo (hay que practicarlo mucho, eso sí …). Me ha parecido importante, no obstante, guardar una pizca de ese misticismo asociado al toggle, pues realza aún más el gesto, dándole un algo indescriptible que hace (siempre a mi entender) de ésta maniobra una de las más bellas de la terapia vertebral en general.

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